jueves, 26 de mayo de 2011

Sal de mí


Condenado a un cerebro enfermo. A mi nadie me engaña (primer paso del autoengaño). La sensación de que algo se te escapa y que hay unas enormes carcajadas de fondo que no sabes de dónde vienen. Hay alguien que conoce la realidad, pero por la razón que sea prefiere callarse. El silencio a veces dice más que cualquier palabra.

Ya no se quién es el ángel y quién el demonio (segundo paso del autoengaño). Invenciones mentales para justificar tu propia basura. Estás a punto de explotar, ya no sabes dónde meterte ni qué canción escuchar. Nada es capaz de quitarte esa sensación. Hay una voz interior que te dice: “¡Hazlo, no seas tonto!” Pero eres incapaz. Al final, le haces caso a la voz y acabas mordiendo la manzana. ¿O has mordido otra? Ya ni siquiera sabes si es una manzana.

Y cuando todo lo ves negro: Zas! ¿Qué es ese zas? No lo se (tercer paso del autoengaño) Siempre en el momento adecuado. Al poco rato encuentras otra señal que te advierte del peligro. Esta vez no. No me vais a volver loco, nadie. Ni siquiera tú… ¡así que sal de mi mente ya antes de que te eche a patadas!




(¡Zas! como me temía, así ha ocurrido... aunque tú ya lo sabías)


Ah... y los jueves tienen dos colores.

viernes, 20 de mayo de 2011

Ver sin observar


Hay que estar muy loco para estar parado durante horas como una roca. Pero ellos ven la realidad de otra manera porque al estar parados ven todo, lo bueno y lo malo, la realidad desde otra perspectiva. O igual la ven tal como es y somos los demás quienes la vemos de otra forma.

Mirar fijamente a un punto y verlo de diversas formas, sensaciones e incluso sentidos, solo está a la altura de quien verdaderamente contempla la realidad sin prisa.

Lo paradójico de todo es que nos creemos tan importantes que cuando nos ponemos frente a un mimo creemos que nos mira, cuando en realidad somos nosotros quien le miramos a él. El mimo siempre va más allá y nosotros nos quedamos a medio camino de todo. Miramos pero no observamos. Ese es el problema.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Idiotas


Siempre prometiendo cosas cuando toca. Son como niños, se portan bien un par de días con tal de que mamá les compre chuches. Vendiendo ilusiones que al final van a explotar en una bomba de mentiras.

Siempre lo mismo, dando esperanza a la gente para después chocarte con el muro de la realidad. ¿Confianza en ellos? Ninguna, pero por motivos que sobran. ¿Confianza en algo? Sí, en el propio cauce de la vida.

Siempre nos sentimos idiotas por algo. En parte es bueno, porque te hace reflexionar sobre si verdaderamente tuvo sentido eso en lo que creíste. Si no es así ¡bienvenido a la realidad!



(He empezado todos los párrafos con la palabra "siempre". ¿Casualidad? No creo...)

domingo, 15 de mayo de 2011

Todo está contaminado


Hay un lugar en donde no pasa el tiempo. Los minutos no existen, con mirar al sol y comprobar su intensidad es suficiente. Él es quien guía y, en definitiva, quien manda. Si se nubla no importa, porque sabremos que pronto volverá. O igual no, porque ¿quién podría negarse al placer de las nubes? Son muy posesivas y lo raptan cuando están necesitadas de cariño.

El sonido de las olas es musicalmente perfecto. No desafina nunca. Y lo mejor de todo es que no suena en ningún acorde determinado (ni siquiera en re menor como las flores), por eso es sublime. No hay otro objetivo que el que pasen las horas, no hay prisa.

Vamos a quedarnos tumbados, desnudos frente al mar, tirados en la arena hasta que anochezca; y cuando la luna salga, entonces haremos una hoguera en la que el fuego quemará todas nuestras miserias. No se queman los palos, sino nuestras almas. El sonido de las llamas es el silencio de nuestros corazones.


("Todo está contaminado por el dinero, pero aún queda la esencia de lo bueno")

miércoles, 11 de mayo de 2011

Bichos

Somos bichos. Tendemos a juntarnos con quien nos parecemos, con quien nos identificamos y en definitiva, con quien nos hace justificar toda nuestra basura interior. No es más que un apoyo. Jamás un perro se juntará con un gato. Aunque la cosa cambia si el gato tiene algo de perro o el perro algo de gato.

Es un acto de cobardía plantearse no estar con otro bicho por el simple hecho de que sea todo lo contrario del otro. Como el agua y el aceite. Pero en el fondo es así de triste. Por muy “progres” que nos creamos, todos tenemos un nazismo interno que nos impide avanzar más allá de nuestro propio muro.

Lo fácil es seguir siendo gregarios. Salir cuando toca, entrar cuando toca, estar con la gente que toca y hacer las cosas que tocan. Las cosas son por algo. Si no coges una rama es porque aún te gusta la otra. Por mucho que lo niegues, esto es así.

Báilale el agua tío, te va a dar igual…



"...me encuentro con mi hada, que está loca también
he vuelto a las andadas, he vuelto a enloquecer (...)"

martes, 10 de mayo de 2011

¿Qué ves?

Tras sus ojos se esconde una gran verdad que solo él sabe. Ve lo que hay, sabe lo que hay y lo que ocurrirá. Mira con recelo, sin fiarse, aunque deja la puerta abierta a la esperanza. Él sabrá lo que hace.

lunes, 9 de mayo de 2011

Hacer algo mal para sentirte bien

Miseria, estás siempre presente. Cada vez te odio más, y, como puedes ver, te hablo de tú porque no me mereces ningún respeto. Desde el principio de los tiempos empezaste a hacer a de las tuyas con la manzana de Adán y Eva. ¿Era Eva la culpable? Más bien Adán era un endeble. Probablemente su simpleza sucumbió a los encantos del mal. Era tan tonto, tan tonto, tan tonto que se creyó listo por un momento.

Todo empieza por la desconfianza. Tu corazón te dice que confíes, que la sinceridad está ahí y que sólo tienes que dejar de pensar. Por eso tantas preguntas: para no pensar. Es la única manera de encontrar un calmante momentáneo a la tortura mental.

Y cuando empieza a ser imposible que las preguntas relajen tu angustia interna e inexplicable (porque en el fondo, aunque tengas una leve noción de por dónde van los tiros, es inexplicable), pasas a plantearte otras cosas. Perder tu dignidad por otorgársela a otro. Sentirte mejor haciéndolo peor a veces es el único escape que tienes. ¡Que paradoja! Hacer el mal para sentirte bien.

Tener empatía con la miseria es lo peor que puede ocurrir, pero a veces no queda otra. Ponerte a su altura hará ver las cosas desde su prisma. Quizás viéndolo así se puedan entender muchas cosas y esa angustia desaparezca. No lo se (no siempre hay respuestas para algo que uno mismo dice).

lunes, 2 de mayo de 2011

Hay algo más

Los sueños, sueños son. ¿Y las ilusiones? ¿Son simplemente eso? En caso de que así fuese, sería absurdo vincular la esperanza a las ilusiones porque toda ilusión esconde algo de esperanza. Por poner un ejemplo, es una ilusión ganar la lotería, por lo que un mínimo de esperanza hay en ella; de lo contrario, sería tontería jugar.

Centrémonos ahora en las casualidades. Una casualidad no es más que una coincidencia de la que todo el mundo se sorprende pero que ve como algo normal. Por tanto, alguien que cree en las casualidades es imposible que crea en el destino. Yo creo en el destino y veo complicado que haya casualidades. Puede haber una, dos, a lo sumo tres, pero cuando hay un cúmulo de situaciones que te han afectado incluso sin haberlas “provocado” tú mismo, entonces me temo que no se trata de simples coincidencias.

¿Quién mueve los hilos de la vida? Por supuesto que nosotros mismos, pero ¿somos conscientes de que una decisión puede cambiar el rumbo? Perder el control no es más que haber intentado tenerlo en todo momento. No sirve de nada intentar tener todo dominado cuando al final son las situaciones las que nos dominan.

Aquellos que opinan que las casualidades son simplemente eso, creo sinceramente que se equivocan. Hay algo más, algo que se nos escapa. No se qué es. ¿Por qué ir a un sitio pudiendo ir a otro? La respuesta fácil sería “pues porque me apetecía en ese momento”. Realmente es así, no tiene más. Sin embargo no deja de ser inquietante preguntarse qué hubiese sido de nosotros sin hubiésemos ido por el camino contrario. Nadie lo sabe, es un misterio que jamás podrá resolverse. ¿Qué tienes tú que ver conmigo? ¿Hasta qué punto una decisión mía te afecta? ¿Quién me salva continuamente? ¿Quién aparece en un momento determinado cuando todo parecía normal? Demasiadas preguntas para tan poca persona.