sábado, 7 de julio de 2018

Y nunca tuve el corazón tan rojo...


Y ahora, ¿dónde estás? 
Una siesta de dos horas tras noches sin dormir... Me despierto y no sé quién soy. Me entra la angustia y gracias a ella (paradojas de la vida) logro recordar.
Cuando bailas en la cuerda floja es cuando quieres hacerlo en un escenario. Claro, que antes eso era de cobardes. Es mejor (o más 'eco friendly cool', como he llegado a escuchar) dar lecciones sin haber aprendido una jamás, o por lo menos no al completo.
El bizcocho me huele mal, llevo tiempo diciéndolo. 



Las velas siempre alumbrarán más que las bombillas.