viernes, 18 de marzo de 2011

Pasotismo

La falta de compromiso social de los jóvenes se podría definir con una palabra mucho más accesible para todos, sobre todo para los propios jóvenes: pasotismo.
Yo me considero un auténtico pasota, pero eso no quiere decir que no me interese la sociedad. Precisamente porque soy un pasota, no me creo prácticamente nada de lo que proponen y cuentan las instituciones.

Según las estadísticas, a los jóvenes nos interesa poco la política. Pues bien, yo debo de ser uno de los raros a los que sí le interesa. Pero más allá de interesarme, me preocupa. Me inquieta el rumbo que toma la política y cómo se infecta de intereses partidistas. También se dice que hoy en día no existen ideologías sino que es todo economía pura y dura; estoy totalmente de acuerdo. Las ideologías quedaron atrás, allá por el siglo XIX y parte del XX. Lo que hay ahora son todo puros sistemas económicos y a la gente le importa poco cómo se hagan las cosas si su bien estar no se va a ver afectado. Es decir, ojos que no ven corazón que no siente.

Algo que está claro es que el mundo en general carece de líderes. En el fondo todos buscamos alguien a quien seguir, ya bien sea el Dios ya creado o el que cada uno crea para sí mismo, un padre, un amigo, un músico, un actor, un poeta, etc. Esto define perfectamente el vacío que vive la sociedad en general. Este vacío afecta en mayor medida a los jóvenes y se hace más hincapié en que tienen poco compromiso social porque de ellos se esperan más cosas. Es decir, el joven, al contrario que el jubilado, no puede estar quieto. Tiene que innovar, cambiar y revolucionar el mundo, y esa es su misión como joven que es. Por eso me molesta en exceso ver como muchos ni tienen expectativas o ni si quiera ilusión por nada. La sensación que me da es que parece que les cuesta moverse.

Esto tiene una explicación sencilla: ¿qué tiene que revolucionar hoy en día la juventud si lo tiene ya todo hecho? El tenerlo todo al alcance de la mano sin haber movido un dedo ha propiciado una juventud cada vez más acomodada, que sólo piensa en sí misma y que poco le interesa lo que pase más allá de sus narices. Sería fácil culpar de este fenómeno llamado pasotismo a los padres. Es cierto que algo de culpa pueden tener por haber sido con ellos más flexibles de lo que ellos mismos fueron tratados en su juventud, pero los padres tampoco están en las mentes de sus hijos. Por tanto, no sería justo culpar a los padres del pasotismo de los jóvenes.

El problema es que a los jóvenes se les ha dado la mano y han tomado el brazo. Al ver que todo es fácil y accesible se han olvidado del verdadero valor de las cosas y de la satisfacción de lograr cosas por su propio esfuerzo. Por eso creo que esta crisis económica puede tener su lado positivo, ya que nos hará bajar de la nube para chocarnos de frente con el muro de la realidad. Tener que vivir peor que antes motivará un cambio y hará progresar a la juventud y a la sociedad en general. O por lo menos eso espero.

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