"El hombre ha nacido libre y por doquiera se encuentra sujeto con cadenas" (Jean-Jacques Rousseau).
miércoles, 22 de junio de 2011
Sombras
Sombras... tan cobardes de temer a la oscuridad que acceden a ella sin pudor alguno de dejarte con una mano delante y otra detrás. La sombra es sabia. Sabe qué ocurrirá, cómo irá el cauce del río y si finalmente desembocará en el mar.
Me engaña, me hace creer que la tengo siempre conmigo, pero no es así. Y de repente, ¡aparece! Me hace sentir especial por estar conmigo y que nadie más pueda invadirnos, por grandes que otras sombras sean. Pero la oscuridad es su perdición, y se que volverás a irte (te hablo de tú porque, al fin y al cabo, eres parte de mí).
Así es su juego, sólo ella decide. Cuando está junto a mí me hace ver la vida de otro color, pero ella prefiere el negro, no lo puede evitar. Se pierde en lo más profundo de la oscuridad y solo ella sabe lo que hace ahí y con qué otro amo está.
Cuando vuelve hacia mí, me mira con ojos de miel y me calma con su simple mirada. Está conmigo, confío en ella, aparece cuando la necesito y no me abandona. Es solo una sensación mía, errónea, como miles de las que tengo. La oscuridad es únicamente una broma pesada del pensamiento.
(todo es normal, y si no es así, yo mismo apagaré la luz)
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