martes, 22 de junio de 2010

El precipicio de la felicidad (2)

Asier se frotó los ojos varios segundos para asegurarse de que estaba despierto y que no estaba soñando, incluso llegó a pellizcarse un par de veces. Sin embargo, al comprobar que efectivamente estaba despierto comenzó a sudar. No podía creer lo que estaba viendo. ¿Cómo era posible que Marta estuviera ahí junto a él? 


 - ¿Te pasa algo cariño?- Le preguntó Marta. - ¿Cariño?-Respondió Asier asombrado - Bueno… ¡perdone usted por el insulto!- Dijo Marta con una mezcla de ironía y desenfado. Asier estaba como en otro planeta. Parecía estar en otra vida, como si fuera un sueño. Pero eso no era posible ya que era consciente de ello. - Perdona, es que me ha sorprendido lo que has dicho del tabaco. ¡Tú no fumas Marta, lo odias!- Respondió él. - ¿Cómo? Que yo sepa, el que había dejado de fumar eras tú. O por lo menos desde ayer- Dijo Marta ante la inquieta mirada de Asier. - ¿Ayer? Pero si ayer estuve con Chicho de juerga y entre los dos nos fumamos un paquete entero. - Asier… -dijo Marta entre risas- ayer no fumaste ni un solo cigarro porque estuvimos aquí viendo una película. Y tampoco saliste a ningún lado con Chicho porque estuvimos toda la noche aquí en casa y luego nos fuimos a la cama. ¡Parece mentira que no te acuerdes! En fin… me voy a dar una ducha. 


Asier no daba crédito a lo que veía y mucho menos a lo que oía. En primer lugar, ¿qué hacía Marta en su casa como si fuese su novia? Y lo más extraño de todo, ¿desde cuándo fumaba ella? Marta odiaba el tabaco, no era lógico que de repente fumase de la noche a la mañana. Todo podría tener explicación en que el alcohol no le dejase recordar nada de la noche anterior, pero eso tampoco era posible porque según Marta no había salido a ningún sitio. Nada parecía tener sentido, por lo que salió de la habitación para despejarse y se dirigió a la mesa donde escribía sus novelas, que por otra parte, nunca salían a la luz.

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