jueves, 29 de julio de 2010

¿Cornada a la libertad?

Voy tratar un tema que desde siempre me ha dado igual: los toros. En primer lugar, tengo que decir que no me gustan los toros. Me parece un espectáculo lamentable y que sería capaz de producirme cualquier cosa menos diversión. Pero esto es solo mi opinión y respeto a quienes aman las corridas y disfrutan como un niño en navidad viéndolas.

No me preocupa en absoluto que a un torero se lo lleve por delante un toro. Es más, no me produce ningún tipo de reacción, llámenme insensible pero es así. ¿Pena a lo mejor? Bueno, a nadie le gusta ver sufrir a los demás, quitando a asesinos o psicópatas que parece ser que disfrutan con ello. Pero no, mucha pena no me dan porque es tan lógico como aquel que se pone delante de un tigre y pretende que el tigre no le coma. Por eso no entiendo tampoco el escándalo que se genera cuando un torero sale prácticamente moribundo de una corrida por haber recibido la cornada de un toro. Aunque sí debo reconocer que hay bastantes probabilidades de que Dios exista para ellos porque siempre, afortunadamente, se recuperan.

Se ha generado mucha polémica sobre lo que ha ocurrido en Cataluña con la ilegalización de las corridas taurinas. Tengo que decir que no estoy de acuerdo con esta decisión. ¿Y cómo es posible si a mi no me gustan los toros? Pues porque respeto a quienes sí les gusta. No me gustaría que esto se interpretara como una defensa a los toros. Lo que veo es que cada vez más se solucionan las cosas a golpe de prohibición. Claro, como hay democracia pues con votarlo los políticos parece que vale. Entonces me temo que esto no es una democracia sino una especie de dictadura libertaria con una combinación de fascismo y anarquismo, o lo que es peor, un “viva la Pepa” con ciertas censuras.

Por otro lado, también observo que se está desviando lo que realmente es importante en el tema. Cierto sector de la población no hace más que quejarse sobre que se acaba de romper una cultura española y un arte. ¿Pero qué arte? No confundamos tradición con arte. Yo puedo tener la costumbre de hacer barbacoas todo los sábados con mi familia y a la larga se acaba convirtiendo en tradición familiar, pero nunca será arte. Pues lo mismo pasa con esto, por muy bien que se le de al torero vacilar al toro no será nunca arte sino tradición e incluso profesión. Porque yo no he oído nunca que se diga que un medico tiene arte operando a corazón abierto, y eso esta más cerca de ser arte que lo otro. No confundamos el poder asistir libremente a una corrida de toros, lo cual yo respeto y creo que es un derecho social cómo lo es el futbol o las exposiciones mangas, a escudarnos en el típico discurso catastrofista que siempre hace la misma gente. Seamos serios.

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