lunes, 22 de agosto de 2011

¿Te falta algo?


- Ya tienes todo lo que quieres - le dijo el demonio al ángel.
- Sí, es todo cuanto deseaba y amaba. Uno de los tesoros más preciados por los animales soeces y simples de la selva es mío. Únicamente mío.
- Cuídalo, porque ningún tesoro brillará más que este que acabas de conseguir como por arte de magia.
- Lo protegeré con mi vida, pese a que muchos asquerosos pretendan ensuciarlo.
- Entonces sólo tengo una cosa más que añadir: ¡Sal de este caluroso infierno y ve al cielo! Y sobre todo, se felíz.
- Lo seré, estoy seguro de que algo que se ha hecho esperar tanto tiempo habrá valido la pena.

Estoy en el cielo. Soy el más afortunado del planeta y, sin duda, el ángel que ha logrado llegar al cielo habiendo estado largo tiempo en el infierno. Parecía imposible pero al final se cumplió. Cuando parecía que la angustia jamás acabaría, nació derrepente un sueño que derrumba la dichosa, enervante, fría y anterior realidad.


Y aquí me encuentro, en mi propia felicidad. Lo que anteriormente me servía para evadirme de mi propia miseria marcada por el destino, ha llegado a su fin. Y llegó a su fin desde que ascendí al cielo, porque en él está todo. El tesoro lo es todo. No existe otra cosa más que su brillo. Y aunque haya otros tesoros, para mí sólo brilla el que tengo (pobre ingenuo, rezan otros ángeles desde la lejanía).

No me falta nada, lo tengo absolutamente todo. Quizás tranquilizarme, pero no lo veo justo. ¿Que me tranquilice? ¿yo? Estoy totalmente tranquilo conmigo, con mi conciencia, con mis actos y con mis pensamientos. No tengo nada que ocultar. No miento, siempre digo la verdad. Soy incapaz de mostrar una cara que no me salga en ese momento, al igual que todo lo que hago lo hago de corazón. Porque verdaderamente lo siento. No me hacen falta palabras tranquilizadoras, yo ya estoy tranquilo. ¿Y tú, lo estás? No deberías estarlo mucho cuando por muy poco que te importen e interesen esos sucios animales, sigues visitando su selva de vez en cuando a mis espaldas.

Como ya he dicho, no me falta nada. Lo tengo todo. Me sobra el resto. ¿Y a tí? ¿Te falta algo? ¿Es que necesitas visitar el mundo de los simples para sentirte el tesoro complejo que realmente eres? Si es así me decepcionas por muy brillante que seas.

Una persona (o un ángel, por seguir este absurdo cuento que me he montado) podrá esconderse y mentir a la otra, pero nunca podrá engañarse a ella misma. Los actos de cada uno quedan en la conciencia de cada uno, y todos sabemos lo que hacemos. Yo estoy tranquilo, porque mi transparencia es absolutamente completa aunque no sea un tesoro tan bello como tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario