miércoles, 5 de octubre de 2011

Limpiaos un poco


Como si fuesen gotas de agua se camuflan en el río fingiendo ser parte del caudal, pero saben muy bien que no lo son. Sí, queridos ignorantes, para ellos es sólo un juego divertido e incluso placentero. Por tanto, permitidme que me ría de su supuesto arte y mire con una mezcla de indiferencia y mal humor sus brillantes composiciones.

Mejor insinuar que enseñar, eso lo pienso así desde que tengo uso de razón. Es incluso más limpio y elegante, ya que todo de golpe puede saturar nuestra insaciable vista. Hablando de la vista, que poquito cuesta que a uno le vean a pesar de que vaya dejando ciego al otro; pero cuando es otro el que enseña algo entonces ya saltan las alarmas.

¡Pero qué tenemos aquí! Un indudable gesto de cinismo, hipocresía y contradicción. Lo que en un principio parecía arte, ahora como por arte de magia se convierte en suciedad y en quemadura de estómago. Y es que no hay nada más evidente que nada duele hasta que te toca de lleno. Es como esa farsa de “sé como te sientes”. Realmente no, no tienes ni puñetera idea de cómo me siento. Es tan sencillo como que uno no es capaz de saber cuánto duele una toba en la oreja en pleno diciembre a menos que también la reciba.

Hemos llegado al culmen del aprovechamiento de la belleza. Ya todo vale, hasta aquellos que parecen ir con buenas intenciones están contaminados. Suerte que yo los cazo al vuelo, porque la única forma de saber si algo está sucio es haber vivido algún tiempo en la suciedad.

(para el amante de la simpleza, hay una línea muy fina entre lo erótico y lo sucio)

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