miércoles, 16 de enero de 2013

Poker de almas (1)

- Es un placer veros aquí de nuevo. Parece que fue ayer la última vez que nos vimos. De verdad, muchas gracias por venir. 

- Gracias a ti Pablo. Y sobre todo a ti Diana. Veo que estás incluso más guapa que la última vez, y mira que parecía difícil porque estabas impresionante.

- De verdad Alex... tú como siempre tan galán - dijo Diana entre risas y tocándose el pelo algo nerviosa.

- ¡Déjense de chácharas y empecemos a jugar de una vez!

- Aún falta Víctor, llegará tarde como de costumbre- dijo Alex con cierto pesimismo.

- Tranquila Fernanda, mientras te pongo un mojito y así nos vamos animando. ¿Cómo anda tu marido?

- Ahí sigue querido... no muy bien la verdad. Encima ahora está enfermo, como si no tuviese poco con lo suyo el pobre

- Vaya... no sabes cuanto lo siento.

- Gracias Diana, las cosas son como son - respondió Fernanda mientras Pablo llegaba con un mojito que parecía sobrecargado de menta.

- ¡Bueno, bueno! No pensemos en lo peor. Aquí tienes tu mojito, seguro que hace que se te pasan los males. Además el ron es de tu tierra y de 20 años.

Fernanda bebió entre lágrimas un buen trago de aquel mojito. Sin duda el ron no era cubano de 20 años, ya que además del juego, era una gran experta en bebida, pero lo bebió como si lo fuese. Mientras llamaron al timbre.

- Este debe ser Víctor.

- No te preocupes cariño, ya abro yo - se anticipó Diana impidiendo que su marido fuese a abrir a la vez que miró de reojo a Álex sonriendo. 

- Buenas noches, disculpad el retraso.

Víctor era un hombre un tanto excéntrico, solitario y generalmente amargo. Desde joven arrastraba problemas de tos y nunca se le había conocido mujer. En el banco sus compañeros de trabajo siempre especulaban con que era homosexual, pero él jamás se pronunció al respecto. Lo cierto es que fuese cual fuese su orientación sexual, su carácter era un tanto depresivo y su aspecto mal cuidado.

- Anda dame el abrigo, que por cierto lo tienes empapado y siéntate junto a Fernanda.

- ¿Ya está borracha la colombiana?- Víctor se sentó sin ni siquiera mirarla.

- No, no lo está. Y no es colombiana, sino cubana. Podrías mostrarte por una vez un poco más simpático, que hace un año que no nos vemos y sigues tan agrio como la última vez...

- Bueno, basta de tonterías. ¡A jugar ya! - exclamó Pablo con ganas de aliviar la tensión que se había generado desde la llegada de Víctor.

- Así me gusta, eso es un buen anfitrión

- No me extraña que estés de acuerdo en empezar ya Alex, como tú siempre ganas... Aún recuerdo la del año pasado...

- Es una manía que tengo. Ganar al poker y follar son las dos cosas que mejor se me dan - dijo Alex con cierto tono fanfarrón acompañado de las risas del resto de la mesa a excepción de Diana.

- Y encima te reímos las gracias... así da gusto.

- Anda Víctor, no seas antipático y disfruta de la partida.

- ¡Ya habló doña feliz! Claro, como la señorita tiene un marido millonario que todo se lo paga no le importa perder.

- ¡No te pases de listo!

- Tranquilo Alex, cualquiera diría que es tu esposa y no la de Pablo.

En ese momento y sin saber por qué, Fernanda derramó lo poco que le quedaba de mojito sobre la mesa. Fue sin duda un golpe de alivio porque el ambiente empezaba a estar demasiado cargado y sirvió para zanjar definitivamente la polémica mientras limpiaban la mesa con las servilletas bordadas en dorado. Tras esto, todo el mundo sacó su correspondiente dinero y comenzaron a jugar.

CONTINUARÁ...

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