miércoles, 3 de febrero de 2010

La cordura musical del siglo XX

Muchas son las personas que añoran otros tiempos y que citan esa famosa frase de “tiempos pasados fueron mejores”. Personalmente, pensar esto me parece tener una visión muy vaga del presente. Esta concepción actual de la vida se traslada a ámbitos tan amplios como son el trabajo, la política, la economía, el deporte y el tema que hoy nos concierne que es la música.

Vivimos en un mundo completamente empastelado por estilos y géneros musicales. Si hacemos un balance que abarque desde los años cincuenta hasta nuestros días, sacaremos la conclusión de que la música evoluciona más que la tecnología, la medicina y que por supuesto la raza humana. Lejos quedan ya los años cincuenta en donde el rock and roll y aquel “patillas guaperas” como ganas de juerga llamado Elvis intentaban alegrar un poco la vida a las personas. O los años sesenta, que con los Beatles a la cabeza revolucionaron el panorama musical. Tampoco tenemos que olvidar aquellos maravillosos setenta, en donde el hard rock tomó posiciones dejando muy atrás las marchosas y brillantes décadas anteriores. Pero si el final de los setenta nos dio la sorpresa de la música punk, un género jamás conocido hasta el momento, los ochenta no son más que una mezcla de contrastes de pintura y música. El heavy metal se convirtió junto al synth pop en un referente para la sociedad. Por otro lado, mucha gente considera la década de los noventa como una simple etapa de distorsión depresiva, camisas escocesas y ‘pogos’ sin sentido. Obviamente están equivocados, ya que sin el denominado movimiento grunge nunca hubiera existido parte del rock alternativo que hoy escuchamos. Además, los noventa ponen fin a lo que me atrevo a bautizar como la “cordura musical del siglo XX”.

Tras nueve años de siglo XXI, solo saco en claro que vivimos la decadencia musical más grande de la historia. Si me permiten la ironía, lumbreras son aquellos que se permitieron saltarse la etapa final de los años setenta y aventurarse a crear la mayor farsa jamás vista como es el happy punk, o como he escuchado últimamente, el punk de fresa. Si lo que se pretendía era hacer el nuevo siglo del punk, otra vez se volvieron a equivocar; la nueva oleada punk con toques góticos y un pesimismo que de nada tiene que ver con el del grunge cerraron algo más de media década de barbaries musicales.

Pero sin duda los mas listos fueron aquellos que ahora reinan (o por lo menos se lo creen). Los indies, a mi modo de ver, no son mas que un grupo de pijos ‘cencerreros’ que creen haber descubierto un nuevo estilo de música y de vida. Aprovechando muy bien la caída en picado del emo punk, se hicieron con el control del panorama musical. Hubiera sido mejor que se dedicaran al mundo de los negocios y del dinero, ya que arte tienen poco.

Ya para ir acabando este sermón, hace poco leí que el reggae volverá a resurgir. ¿Otra vez volvemos a tiempos de “rastaman”? Con total franqueza, no se a donde nos dirigimos. Solo sé que por buen camino no vamos. Sin embargo, algo de esplendor todavía queda gracias al señor Bob Dylan y a cuatro viejos genios que siguen dándonos esperanza. Pero me temo que solo la alegría de Marley, el talento de Lennon, la poesía de Cobain o el corazón de Mercury podrían levantar esto.

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