viernes, 5 de febrero de 2010

Mentiroso el que no mienta

La mentira es para el hombre como el agua para los peces, ya que es completamente necesaria para nuestra supervivencia. Si viviéramos en un mundo sin mentiras estoy seguro de que la gran mayoría de nosotros pensaríamos que todo iría mejor. No habría decepciones, falsas promesas, ilusiones destruidas, rupturas matrimoniales, ni problemas en general. Ahora bien, el hombre ha creado un sistema de vida en el cual no puede vivir sin ocultar ciertas cosas. Desde la mentira más pequeña e insignificante como pueda ser la existencia de un anciano con barba blanca, que va en trineo, que viste de rojo y que va yendo de casa en casa por cada rincón del mundo dejando regalos, hasta la mayor farsa que podamos imaginar, el hombre está atado a la mentira.

Y yo le pregunto: ¿usted miente? Muchos me contestarían lo típico de “yo solo miento cuando no me queda más remedio”. Otros simplemente me dirían que no, lo cual no es mas que una contradicción porque con esa contestación ya están mintiendo. Algunos no contestarían y con su silencio lo dirían todo. Yo sí me retrato y lo digo abiertamente: miento como el que más. Soy un mentiroso como todo el mundo. Lo que nunca hago, y en eso sí que soy sincero, es mentirme a mí mismo. Yo podré engañar a todo el que conozco pero por mucho que quiera engañarme a mí mismo no lo consigo.

Muchas veces la mentira no es mas que algo sin importancia que usamos para que nuestra propia autoestima no se venga abajo en ciertos momentos. Se trata de camuflar y modificar nuestra vida con el fin de no sentirnos unos desgraciados. En el momento en que seamos capaces de aceptarnos tal y como somos y de no tener que hacer ese intento absurdo de reflejar algo que no somos habremos dado un paso de gigantes para encontrar la verdad. El problema es que la verdad en sí es aburrida y entonces carece de sentido apreciarla porque para muchos ni siquiera existe.

Sigamos mintiendo. Mentir es la solución. Estoy convencido de que la mentira es el camino hacia la verdad. Quizás después de tanto mentir, uno tenga la necesidad psicológica de contar alguna verdad o por lo menos de no ocultarla. Pero no me hagan caso. Al fin y al cabo, solo soy un hombre más de la tierra y ¿quien les asegura a ustedes que todo esto que les he contando no es mentira?

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