martes, 28 de septiembre de 2010

La firma (5)

La carretera estaba más despejada que nunca, parecía como si todos los coches se hubiesen retirado de la circulación para dejarle a él solo. Gabriel no dejaba de pensar en la gran cita. Ya quedaba poco y eso en parte le tranquilizaba. Sabía que no tenía nada que perder y eso le ayudaba.
Se adentró en una carretera desconocida para él. Estaba anocheciendo y cada vez le resultaba más extraño el lugar. De repente observó una mujer que reclamaba su atención. Parecía joven y dada su escasa vestimenta, Gabriel pensó que debía tratarse de una prostituta por lo que en un principio decidió evitarla. Sin embargo, rectificó y decidió ir hacia ella para ver qué pasaba.

- ¿Qué te pasa?
- Me han dejado tirada. ¿Puedes ayudarme?
- Sube anda…
- Muchas gracias.
- Bueno ¿y cómo ha sido?
- El imbecil de mi novio… hemos discutido y me ha echado del coche.
- Vaya tela…
- ¡Es que no entiende nada! Estoy harta de que me trate siempre mal y de que solo piense en él. ¡No valora nada!
- Te entiendo.
- ¿Alguna vez te ha pasado?
- Demasiadas… pero más bien era yo el que no entendía nada.
- ¿En serio? No te creo., pareces un buen tipo.
- Digamos que he empezado a serlo tarde.
- ¡Pero si eres joven! Nunca es tarde, y menos con tu edad. Qué tienes, ¿veintisiete?
- Veintiséis. Pero da igual. Llega un punto en que la edad no importa porque comprendes que de nada sirve cumplir años si tus años están vacíos.
- Por cómo hablas has debido de ser muy malo…

Gabriel la miró sin despistarse del volante. Durante un par de minutos el silencio se apoderó del coche.


CONTINUARÁ…

No hay comentarios:

Publicar un comentario